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MENTIRAS DEL GOBIERNO

Plan Carne, la promesa de Rodríguez Saá para bajar el precio en los mostradores que fracasó

La promocionada herramienta fue otro anuncio incumplido de la "lucha contra la pobreza". La hacienda puntana sigue saliendo de la provincia para ser faenada fuera y luego reingresada sin valor agregado local. Y los frigoríficos provinciales no fueron reactivados.

foto ansl
“Hoy nace el Plan Maestro Carnes San Luis para que la carne cueste 20 % menos”, dijo Alberto Rodríguez Saá el 24 de abril de 2017 en la antesala de la campaña electoral.
Actualizada: 12/11/2022 23:01
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Cuando el gobernador Alberto Rodríguez Saá, acicateado por su súbita pasión por el kirchnerismo al que había denostado durante años y para criticar fuerte al Gobierno de Mauricio Macri, se embanderó en la “lucha contra la pobreza”, recurrió a distintos planes relacionados con la producción de alimentos, apelando siempre al difuso sentimiento que llama “la puntanidad”.

Así nacieron las huertas en Sol Puntano para abastecer de verduras y hortalizas a las ciudades, el frustrado Plan Lácteo del que dimos cuenta en una nota anterior y también el Plan Carne, con el que buscó bajar un 15% el precio del producto en los canales minoristas.

Al igual que pasó con la leche y sus anuncios grandilocuentes de crear un “polo lácteo”, pasados cuatro años quedó claro que todo quedó en bunas intenciones y cero resultados. La carne sigue ingresando en su mayoría de Santa Fe y La Pampa, los animales se crían en los campos de Pedernera y Dupuy pero van a ser faenados en su mayoría en provincias vecinas y los precios siguen el ritmo de la inflación, como no podía ser de otra manera en un país con su economía devastada.

El objetivo, loable por cierto, de desarmar la infinita cadena de intermediación de la carne, se sabía de entrada que era muy difícil de implementar. Se necesitaban dar una serie de pasos que incluían la buena voluntad de demasiados actores acostumbrados a lucrar en la comercialización sin arriesgar demasiado capital y una inversión millonaria para devolverles vida a los frigoríficos provinciales que se habían inaugurado en tiempos de Sebastián Lavandeira como ministro del Campo y que nunca funcionaron como era debido por sus fallas estructurales y la falta de un ámbito adecuado –geográfico y económico- para su puesta en marcha.

Sin este engranaje clave, el primer paso del Plan Carne, que era asegurar la faena para después desarrollar el Ciclo 2 en las instalaciones de Sol Puntano se hizo muy difícil. Vale aclarar para aquellos que no están en el tema que el Ciclo 1 es la matanza de los bovinos en las plantas frigoríficas, y el Ciclo 2 comprende el desposte, el trozado, el envasado y la distribución de la carne. Esto último es lo que allá por 2018 quedó en manos de la provincia tras el lanzamiento del proyecto, para lo cual acondicionó parte del predio ubicado sobre la autopista de las Serranías Puntanas.

La infraestructura abarcó cámaras para almacenar la carne, un sector para elaboración de chorizos, milanesas rebozadas y carne picada; y otra cámara para acopiar los productos terminados, más un sector administrativo y otro comercial, además de un depósito para envases y etiquetas.

Los problemas de abastecimiento existieron siempre, porque a los productores nunca les cerró la idea de bajar un 15% el precio de los animales en pie que le vendían al Estado, ya que los frigoríficos privados siempre pagaron más. La recuperación de la planta de Justo Daract una vez vencida la concesión que tenía el frigorífico de Coronel Moldes le dio a la provincia la chance de agregar el Ciclo 1, pero con un volumen escaso, que lejos quedó de colmar las expectativas iniciales.

El resto de las plantas en manos del Gobierno nunca se reactivaron. Lo intentaron con el de Unión, que por su ubicación sobre la ruta 188 era el indicado para ser de tránsito federal (es la habilitación que brinda Senasa para poder sacar las medias reses a otras provincias), pero su deficiente construcción, los años de abandono y el saqueo constante de materiales e infraestructura hicieron inviable su apertura. Con otros como el de Beazley, San Martín y Quines (estos dos últimos más preparados para la faena caprina) directamente no lo intentaron y así el Plan Carne quedó muy dependiente de terceros en una cadena cárnica a la que nunca le gustaron las intromisiones estatales.

El primer año, la movida pareció funcionar. Claro, al partir de cero, la administración provincial podía mostrar progresos porcentuales, como pasar de 9 mil a 110 mil kilos distribuidos y de 20 comercios en San Luis y Juana Koslay a 153 agregando otros en Villa Mercedes, La Punta, Potrero de los Funes y Tilisarao. Las heladeras rojas y blancas eran bien visibles, pero el precio nunca bajó lo prometido y por eso hasta recurrieron a una bandeja económica con trozos de paleta, aguja, tapa de asado, palomita, puchero y falda. Pero el asado de costilla, la colita de cuadril, el peceto y otros tipos de cortes más acordes al gusto argentino no marcaban diferencias con sus competidores.

Con el correr del tiempo, y enfrentando cierta resistencia de los carniceros minoristas que acusaban al Gobierno de competencia ilegal, la distribución se fue desinflando hasta casi desaparecer. Tanto que hoy ya no se ven las heladeras con el sello de Carnes San Luis y en las Ferias de Pequeños y Medianos Productores las ventas no repuntaban, con el plan teniendo un espacio reducido, opacado por los vendedores de verduras y hortalizas de Sol Puntano.

El intento de diciembre de 2019 por agregar cortes de cordero para revitalizar el plan y sumar más productores tampoco resultó. En este caso quedó al descubierto la informalidad del sector, ya que Sol Puntano no encontró demasiados proveedores que pudieran venderle animales “en blanco” para poder faenar en el frigorífico que funciona en la Escuela Agrotécnica de San Luis. Con los cortes de cerdo pasó algo similar y entonces el entusiasmo inicial se fue enfriando muy rápido, y más aún cuando la espiral inflacionaria, de nuevo con el kirchnerismo en el poder, se hizo difícil de soportar.

Que el plan ya no forma parte de la política provincia dan cuenta la falta de informaciones en la Agencia de Noticias (la última data de 2019) y lo desprovista que luce la página web (https://carnessanluis.sanluis.gob.ar), donde no figuran puntos de venta y muchos menos productos y ofertas, ventanas que están en blanco, lo mismo que la de noticias y redes sociales.

Por eso los puntanos siguen comprando la carne en sus comercios de cercanías y en las calles de la provincia circulan camiones y camionetas que lucen logos de abasteros santafesinos, pampeanos y cordobeses. La ilusión se marchitó como si a la carne la hubieran dejado fuera de la heladera, al sol, olvidada y sin respuestas.

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